Siempre me gusto reciclar cosas, resignificar objetos que fui encontrando para darle un nuevo sentido y regalarlos pensando en la persona a la cual se lo regalaba. Durante mis tiempos de ocio es cuando más me dedico a la restauración y confección de estos objetos. Los lugares que más disfruto para tomar mis vacaciones son aquellos que tienen playa, ya que el agua y la arena me relajan y me despejan mucho mi mente de las preocupaciones diarias.
Me gusta pasear por la orilla de la playa, mientras me salpica el agua en los pies y la arena me da un suave masaje, mis ojos van buscando tesoros. Las conchas y las piedras llaman mi atención. Es como si me dijeran que puedo darles una vida al otro lado del mar. Las tomo con mis manos, las enjuago y comienzo a imaginar cómo podría hacer un colgante, a veces, me recuerdan a personas queridas, y entonces les hago su colgante, collar, llavero, pulseras o lo que se me ocurra, pero antes busco comprar todos los materiales en alguna plataforma que venda bisutería al por mayor on line.
Pero si hay algo que me llama la atención de un modo particular son los vidrios. De pequeña era mucho más fácil encontrar de muchos colores, y de formas muy variadas. Desde hace años, las botellas de plástico han conseguido que ya no se vean estos tesoros por la orilla. Durante mi infancia, cuando paseaba con mis padres por la playa, si veíamos cristales, los cogíamos para tirarlos a la basura y que nadie se cortase. Ahora, cuando veo alguno que puede ser peligroso, lo sigo haciendo. Pero si veo uno limado por la arena, el agua y el salitre del mar, es como si encontrase una gema preciosa. Son tan escasos, que no puedo abandonarlos.
A mis amigos les encantan los regalos porque ven cómo reutilizo estas piezas y las convierto en colgantes para collares o cualquier cosa que se me ocurra, pero lo que mas valoran es la dedicación y que piense en ellos al momento de fabricarlos. Es solamente una inspiración, cada trocito es único, y cada vez que hago un colgante, también. Por esa razón, si tienes algún tesoro como estos. Toma la pieza, obsérvala, piensa a quién se la vas a regalar, o cómo te la vas a poner, entonces haz lo que te salga del corazón. Déjate llevar por el instinto, confía en él y te saldrán las cosas mas maravillosas que jamás hayas imaginado. La única precaución que debes tener es que tu tesoro de cristal no corte, que la naturaleza lo haya pulido lo suficiente, y que el alambre lo sujete como si se tratase de un paquete precioso.
A mis amigos les encantan los regalos porque ven cómo reutilizo estas piezas y las convierto en colgantes para collares o cualquier cosa que se me ocurra, pero lo que mas valoran es la dedicación y que piense en ellos al momento de fabricarlos. Es solamente una inspiración, cada trocito es único, y cada vez que hago un colgante, también. Por esa razón, si tienes algún tesoro como estos. Toma la pieza, obsérvala, piensa a quién se la vas a regalar, o cómo te la vas a poner, entonces haz lo que te salga del corazón. Déjate llevar por el instinto, confía en él y te saldrán las cosas mas maravillosas que jamás hayas imaginado. La única precaución que debes tener es que tu tesoro de cristal no corte, que la naturaleza lo haya pulido lo suficiente, y que el alambre lo sujete como si se tratase de un paquete precioso.
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